Cómo nos acompaña, nos hace avanzar y nos da alas para volar por todo el mundo.

Por increíble que parezca la logística es algo relativamente nuevo, la concepción moderna que se tiene de ella tiene un recorrido limitado.

Todos podemos recordar aquellos tiempos en los que se esperaba al camión, como quien espera la visita de un pariente querido. El camionero era aquel señor de mundo que venia a cargar la mercancía , que con tanto esmero se había fabricado para un cliente que estaba al otro lado del país; el camionero, siempre con una sonrisa en la boca y la mejor de las disposiciones para cumplir su misión, se tomaba un café con el jefe y bromeaba con los empleados, que , diligéntemente le ayudaban a cargar. Mientras cargaban, aquel señor de mundo amenizaba el duro trabajo contando historias de la carretera que hacían las delicias de los muchachos e ilustraban el porque de la logística cercana y casera. Cuando la mercancía estaba cargada y el camión » haciendo aire», se ultimaban con el chófer los últimos flecos de la carga – toma, entrega esta cajita de vinos para el señor Díaz, que es nuestro cliente y para ti, y tu mujer, llevate estos melones de aquí ,de la tierra…- entonces el camión arrancaba y el chófer se despedía con la misma sonrisa con la que había llegado, ya casi era como de la familia, uno más de la empresa y si lo volvieran a ver seguramente le pedirían que se quedase a comer con ellos y lo llamarían por su nombre de pila. 

Allá va la mercancía destino a la otra punta del mapa y está en buenas manos.

Esa sensación de trabajo bien hecho, de la confianza en que ese buen trabajo llegará al cliente, por que lo lleva ese transportista tan entrañable y que en esos momentos representa a la empresa delante del cliente, con esa sonrisa y profesionalidad, es una sensación esencial que en muchos casos el transporte y logística masificada de hoy en día ha perdido. La esencia de la logística es el servicio al cliente, pero no un servicio aséptico o impersonal, un servicio basado en el pensamiento de que para el cliente es una ilusión recibir ese paquete o esa mercancía, que su vida o empresa mejoraran con ese intercambio de cosas y sobre todo que quien va a proporcionar esa alegría , en primera instancia, es el transportista de la compañía de logística que lleva el paquete. Si es una satisfacción hacerse con una cuenta importante para la empresa, igualmente tiene que serlo conseguir la felicitación y la sonrisa de ese pequeño cliente. Las guerras se pierden en las pequeñas batallas y estas se libran todos los días.

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Dentro del proceso de desarrollo logístico y en las nuevas tendencias de e-commerce, siempre tendría que haber un espacio dedicado a revisar como estarían afectando esos cambios al trato humano que se le tiene que dar al cliente para así no perder la esencia de la logística : primero el cliente, después el cliente y por último el cliente.

Con mis más de 15 años en el sector he sido testigo de todo este desarrollo y por que he visto como era antes y vivo como es ahora, mi empeño está en revindicar esa esencia de confianza y cercanía hacia el cliente, pero tratando con el mismo interés el convencimiento de que la empresa debe progresar y crecer.

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Jose Carlos Gisbert

Consultor y formador en el área logística

Autor y experto en logística e ecommerce

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