Transporte español, está en nuestros genes al igual que otras cosas típicas y no tan buenas
Allá por los 50 Barreiros reconvertía a diésel los motores de los viejos camiones de gasolina, esto venia de largo, tan largo como que en este país las carreteras se conservaban mediante «plataformas logísticas » como esta :
.Patio central de Fomento de obras y construcciones
Fotografía cortesía de : Historia general/ Anguera
De ahí al transporte de maquinaría pesada, había poca diferencia, mucha fuerza bruta y el esfuerzo de personas y animales :
Tiro de mulas llevando maquinaria a la cantera de Caldes.
Fotografía cortesía de : Historia general/ Anguera
Las décadas pasaban y el transporte evolucionaba, como es natural. Desde aquellos viejos cacharros de los años 50 hasta los camiones de la transición; es en esta última época donde se empieza a formar un tejido alrededor del transporte español, donde nuestros abuelos y padres son «camioneros » de raza y vocación, profesionales entrañables en aquellas carreteras nacionales. Estos transportistas, en su mayoría autónomos, construyen la base de un sector respetado y admirado, recuerdo las palabras que me decía un viejo camionero de raza que me enseño el oficio, — antes llegabas a una fabrica y todos te esperaban con los brazos abiertos, hoy llegas a una de esas super plataformas y cualquier empleadillo te trata como si fueras una m…—. Pero volvamos al pasado, en los años 90 entramos en temporada de vacas gordas y por nuestra geografía cada vez abundaban más los camiones y trailers, se solía oir una frase muy significativa —en este país si alguien quiere ganar dinero se monta un bar o se compra un camión— . Pero después de la calma siempre viene la tormenta y llego la crisis.
¿ Para qué sirven las crisis ?
Si para algo sirven las crisis es para poner a las cosas y personas en su sitio, y para que mostremos nuestra peor cara.
En el trasporte español, la crisis ha servido para poner en evidencia la falta de organización y colaboración entre las distintas capas del sector del transporte.
¿ Qué pasa con el trasporte español ?
Los transportistas tienen que soportar subidas de impuestos, subidas del gasóil, bajada de tarifas, bajada de portes, contratos abusivos, competencia desleal, abusos por parte de los logísticos, robos, accidentes, incomprensión, explotación laboral, sueldos recortados y un cúmulo de añadidos que hacen de esta una faena cada día más incómoda.
Pero aún así, siguen sin ponerse de acuerdo para cambiar las cosas, se quejan de su situación, organizan protestas y hasta huelgas, con cualquiera que hables te cuenta lo mal que están las cosas y como se han cargado el transporte español ¡ pero son incapaces de ponerse de acuerdo en algo tan vital como es su propia supervivencia ! y mientras ciertos sectores se frotan las manos y disfrutan del espectáculo, ellos siguen enfrascados en peleas que no llevan a ninguna parte.
Se ha hablado mucho acerca de la posibilidad de que el gobierno regule el sector e imponga tarifas, muchos transportistas cargan sus tintas contra el estado y le hacen responsable de la situación cuando vivimos en un país donde existe la libre competencia y el libre mercado.
El gobierno no puede entrar a legislar sobre algo que tendrían que ser los propios transportistas , los encargados de arreglar. El gobierno no puede estar para intervenir en asuntos que los propios interesados no son capaces de resolver y mucho menos obligar a todo un sector básico , como el logístico, a cumplir con unas regulaciones por el hecho de legislar a la carta.
El transporte español no funcionará de manera equilibrada hasta que los interesados no sean capaces de ponerse de acuerdo. En este país hay decenas de organizaciones, sindicatos, asociaciones, patronales, confederaciones, cooperativas, uniones, flotístas, autónomos, asalariados, empresas, mucho de todo pero poca fuerza asociativa, muchas organizaciones con muchos intereses distintos. Falla el dialogo, los principios, los intereses, el bien común y así no será posible llegar a ninguna parte; me temo que todavía nos quedan muchos años de escuchar las lamentaciones de un sector herido e incapaz de auto gestionarse.
Esto no es una crítica, es una reflexión.
Jose Carlos Gisbert
Trackbacks/Pingbacks